Bendita distancia

viernes, 11 de agosto de 2006

"Esto de enamorarse es una cosa bien linda_ dice mi abuela_ pero complicada". Mi experiencia, sin embargo, me ha hecho ver cuán sencillo puede ser el amor. Aunque las cosas no siempre me han resultado sencillas, con el tiempo fui aprendiendo que mi postura al enfrentar una relación debía ser que el asunto fuera divertido para mi pareja y para mí. No es que no tome en serio a la otra persona, pero creo que no se puede amar para sufrir.
En el colegio tuve mis aventurillas, pero nada serio.
La primera vez que me encanté mucho con alguien pensé que estaba enamorada... error: nunca me pescó, pasó otro y se me olvidó. Ver las cosas más de lejos me hizo comprender que no puedes enamorarte de alguien con quien no te has involucrado.
Luego, aquel que pasó me duró muy, pero muy poco... igual que la pena. Ni lo uno, ni lo otro me duró mucho. Lo que sí perduró fue la soledad, porque además estaba lejos de mi familia, así que otras tristeza que tenía en el corazón comenzaron a hacer mella en mí, y terminé deseando estar con alguien...
Así que vino otro: tanto me insistió que dije sí, pero nunca lo sentí de verdad. Aunque me trajo problemas y llegué a sentirme arrepentida en algún momento, ahora se que todo lo que hacemos en esta vida sirve para que aprendamos algo, por lo que ahora se que no uedo tropezar con la misma piedra.
El punto es que en todas esas experiencias me pasé un montón de rollos, porque cuando estaba en el colegio y sólo quería pasarla bien, las cosas eran fáciles y devertidas, pero me había propuesto que al crecer tomaría las cosas en serio. Sin embargo, en un momento me cansé de todo eso y me dejé llevar. Volví a permitirme estar con alguien porque las cosas así se dieron, sin pensar en ninguna consecuencia final y sólo por lo feliz que se siente vivir la pasión, y aunque mi primer paso lo vine a dar con un tipo loco, drogo y playboy, la pasé muy bien mientras duró y luego nadie salió lastimado...

Entonces, vino lo bueno, porque sin querer, sin imaginármelo siquiera, me enamoré. No fue algo rápido: amigos, luego amigos que desfrutan demasiado de la mutua compañía, confidentes, pareja... Y de a poco me fui enamorando, sin darme cuenta ni planearlo. Sólo era divertido estar juntos, un rato, y luego todo el tiempo.
Y así fue que cada vez se nos hizo necesario pasar más y más tiempo juntos, como adictos uno del otro, hasta el día en qye, por diversos motivos, debí dejar Santiago para volver a mi hogar. Creí que todo lo bello que habíamos construído se nos derrumbaría y que el amor dejaba de ser hermoso y comenzaba a ser cruel. Vino la distancia, algo a lo que temía mucho, pero... ¡sorpresa! en lugar de convertirse en una dificultad nos ha servido, a mi novio y a mí para aprender a amarnos sin barreras, sin temores y sin adornos, sólo con nuestro amor. Y aunque a veces siento que necesito su compañía, ya no me siento sola. Aprendí que lo difícil era el temor a sufrir; lo que hací difíciles las relaciones era lo que proyectaba sobre ellas, no lo que son en realidad, y gracias a esta bendita distancia que me ha permitido ver lo cierto, más allá de aquello que construyo en mi mente, es que ahora puedo volver a ser completamente feliz.

3 dejaron un poco de sí en este lugar:

D _ _ _ _ o dijo...

Pensé que la distancia nos jugaría en contra, (te acuerdas de nuestra conversación) que no podríamos soportarla, porque nos costaba estar separados.

Gracias a Dios no es así...yo tampoco me siento solo. Aunque no estés físicamente todo el tiempo, sé que estás conmigo y que tarde o temprano estaremos juntos nuevamente.

Gracias.

Lady Paper dijo...

Emoción... nunca te había "escuchado" algo tan sincero y "metacognitivo"
Te desoe lo mejor y quiero además que sepas que lejos, el Danilo es el mejor que te he conocido (para que veas que cuando te decía las cosas te las decía por algo) ^_^

Clo dijo...

"Metacognitivo"...
Gracias, no había reparado en eso...