Oh Lord, Hallelujah!!!!!!!!!!!!!

Si debo definir de alguna manera lo que viví ayer, creo que la mejor es decir que estaba completamente en mi salsa. No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché un coro gospel, pero no olvido la primera partitura de gospel que tuve en mis manos: el famoso "Go down Moses". Es que definitivamente el estilo me cautivó, porque tiene eso de espiritualidad que se tiene que sentir para poder interpretarlo a cabalidad. Cuando un músico toca un divertimento sólo toca, sin emoción. Música sólo para divertir, nada más.
En mi crecimiento musical me he dado cuenta que si hay algo que me mueve es la pasión, la emoción al extremo... y eso es lo que me gusta del gospel. Cuando interpreto una obra de Bach la emoción me supera y termino sumergida en el llanto, así el gospel me transporta a un mundo espiritual, ya no con el misticismo extaciante de Bach, sino con una alegría vívida, superlativa, de esa que dan ganas de saltar y aplaudir...

Lo de ayer fue como un paseo por todo aquello que me gusta. Como coralista, siempre me ha desagradado el coro inmóvil y seriote, pues creo que si te gusta cantar debes transmitirlo y por otro lado, debes expresar lo que estás interpretando; el coro que vi tenía ambas cosas. Imaginen un coro donde todos los integrantes son solistas, donde todos, demuestran ser secos en lo suyo, todos gozan y hacen gozar al público, y por sobre todo, interpretan. Si, porque nunca se les olvida que están cantando alabanzas, y lo muesran con sus cuerpos, sus actitudes. Es la visión de coro perfecto para mí.
De más está decir que mi hermana y yo conocíamos varios temas, y hasta ahora estamos rayando la papa, pero nunca tanto como el tipo que nos gritó ¡Aleluya! desde un auto a la salida ji, ji... Además, me voy a robar varias ideas extra/musicales para mi futuro coro.
Pero debo decir una cosa... pese a todo, renuevo mi idea de no hacer gospel. Los negros lo hacen muy bien y yo experimentaré hasta llegar a aquél sonido que sea único, grande...
y nuestro.